viernes, 7 de enero de 2011

Don´t ask, Don´t tell: La discriminación por orientación sexual en las Fuerzas Armadas Norteamericanas

Equality by Dawn_by_Xannijn in DeviantArt


Por: Claudia Lucia Castro Barnechea (Comisión de Publicaciones)

Corría el año 1993 y el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, Bill Clinton, asumía el cargo de manera prometedora. Por su lado, el Congreso norteamericano, promovía una ley federal modificando las normas vigentes en ese entonces que ordenaban la expulsión inmediata y deshonrosa de los militares que fueran considerados con “tendencias homosexuales”. Esta ley, promulgada en el año 1993, es conocida como “Don´t Ask, Don´t Tell” que en español significa “No preguntes, no digas” o también conocida por sus siglas en inglés DADT.

Hasta el momento de la creación de esta ley, existían medidas de control de conductas militares que recogían las ideas que eran consideradas como opinión de Estado, manifestada por los altos mandos militares que siempre habían tratado la homosexualidad de los miembros de las fuerzas armadas como una causa de expulsión deshonrosa y juicios en corte marcial, así como de tratamientos psiquiátricos humillantes que consideraban al homosexual como un enfermo mental. La repulsión a los homosexuales militares llegó a tal punto que el mismo Departamento de Defensa manifestó, en el año 1982, que “la homosexualidad es claramente incompatible con el servicio militar”.

De esta manera, se promulgó la ley DADT como una supuesta protección a los militares que eran humillados y maltratados por estas medidas internas de las fuerzas armadas debido a su homosexualidad. Esta norma manda a que las autoridades militares u oficiales no pregunten o requieran que los militares revelen su orientación sexual. Sin embargo, la mencionada norma prohíbe a los miembros de las fuerzas armadas de Estados Unidos a revelar públicamente su orientación sexual. Esto implicaría que nadie puede obligar a que el militar declare su homosexualidad, pero si éste, en el ejercicio de su libertad de expresar su identidad (lo que realmente siente ser) en su entorno social, decide revelar su homosexualidad y vivir su sexualidad como cualquier otra persona, sería dado de baja, por ende expulsado del servicio militar.

Esta medida nos revela que no existía una real protección a la identidad de la persona y a la posibilidad de expresarla libremente dentro de su propio entorno. Estas limitaciones nos muestran que la ley DADT era realmente otra forma (aunque más encubierta) de discriminación y abuso de poder contra minorías como los homosexuales en las fuerzas armadas de un país tan desarrollado en algunos aspectos como el económico y tecnológico, pero tan conservador en otros como es el de la aceptación de “gays” en ámbitos concebidos como meramente “masculinos”.

La ley DADT se aplicó de manera regular en las fuerzas armadas norteamericanas, causando la baja de cerca de 13 500 militares cuya única “falta” era ser homosexual. Miles de procesos se iniciaron en las sedes militares, convirtiendo a los procesados en victimas de acoso, malos tratos, discriminación, lesiones, entre otros, por parte de sus compañeros y sus mismos superiores. De esta manera, los Estados Unidos perdieron gran cantidad de militares completamente capacitados y dispuestos a trabajar, sólo por su orientación sexual.

Todo esto hizo que miles de norteamericanos tuvieran que ocultar su identidad y mantenerla en secreto, negándose a sí mismos para poder servir a su país. Esta situación creó un malestar general en la sociedad, llegando a convertirse en un tema relevante en las pasadas elecciones presidenciales enfrentando a los principales candidatos debido a sus posturas totalmente opuestas. Por un lado, Barack Obama, defensor de la inconstitucionalidad de la norma, por el otro John McCain, veterano militar y defensor acérrimo de la norma. Este último tenía como principal argumento ciertos estudios que indicaban que la derogación de la norma aumentaría los abusos sexuales cometidos por homosexuales a sus compañeros heterosexuales.

Estos estudios, sumados a la intolerancia hacia rasgos considerados como “no masculinos” y, por ende, no dignos de ser ligados al ser del militar, formaron la idea de McCain de oponerse a cambiar estas prácticas claramente atentatorias de la identidad, intimidad, autodeterminación, libertad de conciencia y hasta libertad de trabajo de estos militares.

Muchos incluso argumentaron que no se debía mantener soldados homosexuales en las fuerzas armadas durante tiempos de guerra, puesto que “degradaba” la imagen de éstas y ponía en riesgo a los demás soldados que se verían en peligro por esta imagen deteriorada y débil o vulnerable de los batallones en lugares de guerra. Es necesario preguntarse ¿Es entonces válido estereotipar al homosexual igualándolo obligatoriamente con la imagen que producen los medios de una sexualidad escandalosa y descontrolada y de una apariencia necesariamente vulnerable? y ¿No existe acaso manera de que su sexualidad sea vivida en la intimidad de su vida privada sin necesidad de crear esta imagen sobredimensionada?

A pesar de estas opiniones adversas basadas en prejuicios y estereotipos más que en hechos, otros sectores continuaron con el pedido de la derogación. Incluso se presenta una sentencia de la jueza federal de California, Virginia A. Phillips, en la que se declara que esta ley es inconstitucional por violar la 1° enmienda (referente a que no puede haber ley que vaya contra la libertad de expresarse) y la 5° enmienda (referente al debido proceso que se les debió seguir a los militares acusados y dados de baja) de la Constitución de los Estados Unidos.

En consonancia con esta sentencia, se presentó la derogación en la Cámara de Representantes y esta fue aprobada, por lo que fue elevada al Senado Norteamericano en el que, el 18 de diciembre del 2010, se aprobó por 61 votos a favor frente a 31 votos en contra. Posteriormente, el 22 de Diciembre del mismo año, se dio la confirmación por parte del actual presidente, Barack Obama, lo que completaba el procedimiento necesario para que, dentro de los siguientes 60 días, se implementara este cambio teniendo un efecto real. A pesar de esto, se considera que se necesitará cerca de 1 año más para realizar los ajustes necesarios para que el cambio sea definitivo.

En consecuencia, ya no se puede utilizar la causal de la homosexualidad como motivo para dar de baja a los militares y todos los procesos e investigaciones referentes a estos casos quedan suspendidos. De esta manera, se respetará la identidad de los militares y la posibilidad de que puedan expresar su identidad sexual de manera libre, sin ningún tipo de presión, miedo o acto abusivo o violento que los fuerce a ocultarse, sabiendo que la homosexualidad no los hace menos capaces para su trabajo ni los vuelve enemigos dentro de las fuerzas armadas.

Ya era hora de que se elimine la imagen falsa e impostada del militar de rasgos excesivamente masculinos que necesita de su sobreactuada e impostada imagen para poder servir a su país y que se elimine de una vez y para siempre las leyes que discriminen y dañen a las personas en lugar de servir para su verdadero fin: ser herramientas para proteger al ser humano y a su libre desenvolvimiento.

Ante este gran paso dado por los Estados Unidos manifestado a través de esta medida de búsqueda de igualdad y protección de los derechos de todos los grupos que conforman la sociedad, ¿cómo se actuará en el Perú?

1 comentario:

  1. Muy buen artículo, te paso un link que bien podría resumir todo, pero es muy gracioso:

    http://www.youtube.com/watch?v=DSLVyAziSnk

    Saludos!

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